La crisis multidimensional en Venezuela viene demostrando la vitalidad de la Carta Democrática Interamericana. La sola invocación de su aplicación al país llanero ha despertado un intenso debate político y mediático en el continente, de Alaska a la Tierra de Fuego. Signo evidente de su vigencia y del vigor del paradigma democrático frente a la emergencia de populismos de uno u otro signo.

El Secretario General de la OEA, Luis Almagro, en uso legítimo de las facultades que le otorga el artículo 20 de la Carta, ha solicitado un Consejo Permanente Extraordinario para decidir sobre su aplicabilidad a la situación venezolana. Los representantes de los Estados miembros han acogido su solicitud y fijado fecha para la misma: jueves 23 de junio en la sede central de la OEA en Washington. La decisión fue adoptada el viernes de la semana pasada en una reunión que contó con la participación de Argentina, EE.UU., Canadá, Perú, Honduras y Belice, en representación de la Presidencia y la coordinación de los grupos regionales en el seno de la organización.

Venezuela pretendió objetar la potestad del secretario Almagro de solicitar la aplicación de la Carta, sin éxito. Precedente importante ha sido la Declaración aprobada por el Consejo Permanente el 1 de junio último pues los 34 Estados miembros subrayaron la magnitud de la crisis venezolana, la necesidad de impulsar el diálogo entre gobierno y oposición y la importancia de la mediación internacional. Algunos han querido ver una contraposición entre esta Declaración y la aplicación de la Carta. Nada más inexacto. El propio secretario Almagro ha señalado a CNN que es un avance concreto que Venezuela reconozca por primera vez explícitamente la magnitud de su crisis aunque señala también que hay mucho camino aún por recorrer, como es obvio.

El proceso sigue su curso y este mes de junio se revela clave para impulsar el diálogo como fórmula de solución a la dramática situación venezolana, sin perder de vista la implementación del referéndum revocatorio. El denominado Diálogo de Cancilleres de la OEA realizado este martes 14 en Santo Domingo, con participación peruana, habrá sentado las bases para la decisión que se adoptará el 23 de junio.

El Perú tiene un compromiso de honor con la Carta Democrática Interamericana. Fue promovida por nuestro país como resultado directo del autoritarismo de los 90 que nos aisló del mundo democrático. La misma OEA debió apoyarnos para superar la crisis de gobernabilidad de ese entonces. La Carta es un legado de la transición democrática liderada por Valentín Paniagua y Javier Pérez de Cuéllar al sistema interamericano.

El próximo 11 de septiembre se cumplen tres lustros de su suscripción en Lima. Por eso, el Perú ha obtenido esta semana en Santo Domingo una Resolución conmemorativa que saluda su vigencia, su vitalidad y su vigor. Conviene por ello recordar, parafraseando a Kant, que la democracia perpetua no existe pero puede ser perpetuamente aproximada.

*Embajador de Perú ante la OEA.

Fuente : http://caretas.pe/Main.asp?T=3082&id=12&idE=1264&idSTo=126&idA=75824#.V6DLMY9OJ3h