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6 de marzo de 2019Durante una semana, más de 200 artistas del Perú mostraron exposiciones y talleres en toda la capital española. ArcoMadrid, donde el país fue invitado de honor, presentó a los más representativos plásticos de la escena actual.
6/3/2019
José VadilloVila
jvadillo@editoraperu.com.pe
Hay una estela de sensaciones que deja la presencia peruana en la reciente edición de ArcoMadrid, una de las ferias de arte contemporáneo más importantes de Iberoamérica, que se realizó del 27 de febrero al 3 de marzo en la capital española y donde el Perú fue el invitado de honor.
Adyacente al estand institucional del Estado peruano en la feria –más conocido como “la maloca”–, se ubicó la delegación de “Perú en Arco”: 24 artistas peruanos representados por galerías internacionales. Distintas tendencias, estilos y épocas. Pero de una carrera importante en el extranjero desarrollada los últimos años. Con esta selección, la curadora Sharon Lerner quiso acercar al público extranjero a lo que sucede en la plástica peruana desde fines del siglo XX a la actualidad.
Túpac en Babelia
Hubo paneles anunciando el Perú por todo Madrid, las banderas de nuestro país en los edificios del ayuntamiento, o la foto de una mujer shipiba con peces en los cuencos de los ojos, del fotógrafo Javier Silva, que vislumbró en la Gran Vía.
A la gesta se sumó el Túpac Amaru en la portada de Babelia, uno de los suplementos culturales más importantes de España. Fue obra de Fernando Bryce, quien se inspiró en la iconografía de los años setenta del precursor. El artista participó en el estand de El País, un punto fijo en los recorridos protocolares de la feria (visitado este año por los reyes de España y el presidente Martín Vizcarra). Además, Bryce formó parte de la delegación peruana, representado por la galería Alexander y Bonin (Nueva York).
Para el investigador visual de la historia lo de Túpac Amaru es el adelanto de un nuevo trabajo sobre las rebeliones indígenas del siglo XVIII, la independencia del Perú, entre otros temas que le interesan.
“ArcoMadrid era la ocasión perfecta para introducir la imagen de Túpac Amaru en España. Porque el arte actúa en el terreno de lo simbólico, más que nada, y uno como artista tiene una política de las imágenes”, explicó el artista quien luego de 30 años de vida en Europa, ha regresado a Lima y proyecta una exposición para el 2020.
Bryce desde 1999 participa de Arco, ¿qué opina sobre la presencia del Perú en esta feria? “Es un hito histórico porque es una presencia potente, hay mucha sustancia y es bastante representativa, con una pluralidad de expresiones. Es un éxito, aparte de todos los eventos en paralelo, en toda la ciudad”, opinó.
Para no olvidar
La galería Enrique Faria (Buenos Aires) apostó en Arco por la presencia de Herbert Rodríguez. Presentó 23 trabajos de “acción gráfica”, donde el artista hablaba al público del Perú de la violencia política de los años ochenta y noventa. El curador francés Alexis Fabry considera que Rodríguez, que combina fotografía con texto en monotipias sobre papel bond, hace fotografía documental.
Rodríguez considera que la curadora Lerner quiso que, de alguna manera, se conozca la historia del Perú a través de la obra de los artistas, “lo cual demuestra coraje y honestidad, porque muchas veces se quiere la cara limpia nomás: esta ha sido una apuesta de riesgo y la apoyo porque va a tener muchas críticas”, opinó.
Elegante estética chicha
De la carretera Central de Lima al Centro de Madrid. De una tipografía de carteles asociados a la música de los migrantes andinos (folclor y chicha, en especial), a un trabajo de lettering y tipografía fina, admirados en las distintas galerías del mundo y que mejor representan al Perú del XXI: mestizo, colorido.
Madrid confirmó esa tendencia cuando se habla de Elliot Tupac. El comunicador –no se considera artista– formó parte del cartel de actividades paralelas a ArcoMadrid.
«En Europa la apreciación es inmediata; me gusta o no; es un filtro más inmediato y natural. En cambio en el Perú está condicionado a un contexto que obedece a décadas pasadas. Efectivamente [mi trabajo] tiene unas características muy puntuales, como el uso del color, el desborde de las letras orgánicas. Eso, en cierto modo, condiciona el acercamiento de la gente”, explicó.
Elliot realizó dos exitosos talleres e intervenciones gráficas en murales en centros culturales madrileños y tiene una invitación para retornar en mayo a la ciudad.